La Blanqueada es el local de una auténtica pulpería restaurada de más de 150 años de vida. Además, tiene su historia propia: Ricardo Güiraldes usa el lugar en un pasaje de ficción en su «Don Segundo Sombra». Hace que en su interior se desarrolle el primer encuentro de Don Segundo con Fabio.
Una reja separa el interior del patio. A través de ella, y como prevención, el pulpero servía a los forasteros desconocidos, los parroquianos conocidos tenían acceso al interior y allí se les servía y se les daba lugar para jugar a los naipes y conversar. En el interior, interpretado por medio de muñecos de cera, un grupo de gauchos juega a los naipes ante la mirada del pulpero. Estos llevan botas de potro y chiripá y en la cabeza lucen un pañuelo colorado, típico de los paisanos en el período Rosista. Todo recrea el ambiente, la reja, el mostrador, el botellerío, los muebles.
En el año 1999, la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos de la Secretaría de Cultura de la Nación declaró a la Pulpería La Blanqueada como Monumento Histórico Nacional.